¿Qué tendrá este gran mirador de la capital para que se forme
una fila que llega hasta la esquina?
Os pongo en situación.
Sábado. 10 de la mañana. Nubes.
Sin tomar un café.
Viento. Otoño. Frío. Semáforo de Plaza España (Madrid).
Giro la cabeza y veo una larga fila.
De repente, me despierto.
¿Que hay ahí? ¿Qué dan? Me pregunto.
Vistas
Lo que ofrecen es algo tan sencillo como vistas y por cierto, bonitas vistas.
Eso sí, no aptas para personas con vértigo o problemas de corazón.
Para el resto, os lo recomiendo.
Aquí tenéis un adelanto
El Edificio España, construido en los años 50, esencia del arte retro y primer rascacielos construido en la capital, reabrió sus puertas después de 12 años, gracias a una cadena hotelera.
Para llegar hasta la azotea del hotel hay que subir en el ascensor a la planta 26. Aquí se encuentra la entrada al sky bar, que tiene dos partes. Una es un bar musical cubierto, decorado con luces de neón, mesas bajas y música ambiental.
A la segunda se accede por unas escaleras hasta la planta 27, donde se encuentra la impresionante terraza descubierta con espectaculares vistas en 360º y una pasarela única, de cristal (para dar la sensación de estar colgado en el aire) y situada a 117 metros sobre el suelo .
Subiendo otras escaleras, se puede disfrutar de otra terraza mirador con un ambiente más íntimo.
Podemos disfrutar de edificios tan emblemáticos como el Palacio de Cibeles, las Cuatro Torres, el Templo de Debod, la Plaza de España, el Palacio Real, Catedral de la Almudena, Plaza de Colón o la inmensidad de la Casa de Campo con su nuevo lago.
Tanto al sky bar como a la azotea pueden acceder visitantes que no estén alojados en el hotel, para tomar una bebida con las vistas de la capital como escenario.
Pero no es gratis.
El precio por subir a este gran mirador de la capital es de 5 € antes de las 18 horas y 10 € a partir de esa hora. En ambos casos, con la entrada se descontarán 5 € de la consumición.
A parte de unas impresionantes vistas, la visita al hotel nos permite admirar elementos del pasado, como la botonera de los ascensores, una lámpara de techo de cristal verde formada por 300 hojas de laurel y una antigua cabina telefónica aún en uso.